
La figura de Narciso Pascual y Colomer, arquitecto casi olvidado pero decisivo en la creación arquitectónica del Madrid romántico, acaba de ser recobrada en la sala de bóvedas del Cuartel del Conde Duque. Una exposición monográfica recuerda que a él le debemos el palacio de las Cortes, en la carrera de San Jerónimo; el palacete del Marqués de Salamanca, pionero de los del eje Recoletos-Castellana; la Universidad de San Bernardo; la ordenación de la plaza de Oriente, y la reforma de la iglesia de San Jerónimo el Real, entre otras obras monumentales.
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