
Fabular en torno al retrato de un hombre que no llegó a conocer es el origen del que nacen las extrañas, inquietantes y bellísimas obras de Ellen Kooi (Leeuwarden, Holanda, 1962). “De pequeña me asombraba la fotografía con su extraño silencio. Encontré una de mi abuelo y me imaginaba todo tipo de historias alrededor de su rostro. Era mi héroe. Más tarde me enteré de cosas que me derrumbaron el mito. Igual fue éste el origen de lo que hice más tarde cuando comencé a trabajar con la realidad aparente de una foto para contar mis propias historias”.
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