La exposición recoge una treintena de instantáneas del pintor en su entorno más íntimo de Portlligat, paseando por Cadaqués y en recónditas calas del Cap de Creus, pintando, mostrando curiosos accesorios de trabajo como un pulpo, con su mujer Gala o vecinos de la zona, y también en su ademán de genio surrealista, convirtiendo las rocas de Cala Culleró en una estrafalaria habitación.
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