Esta semana todo el mundo hablando de la luna y de las cosas mágicas
que podían pasarnos.Yo he llenado mis fantasías sexuales de fútbol, sexo
y apocalipsis varios.
Gianluigi Buffon
cumple años el día que yo hago 13 años con mi último marido, ese con el
que no me quiero casar. Lo que es una simple casualidad, a mí me da por
conferirle una importancia sobrehumana. Lo que es una mera coincidencia
lo vivo como la señal. ¡Por fin! se han escuchado mis ruegos. Ambos son
enormes y les gusta el juego. Al primero le salpicó toda la mierda de
los partidos amañados del Calcio,
pero acompañó a su equipo por la serie B y no quiso fichar ni por los
grandes que lo tentaron. El otro, desde que es chaval, le tiene ley al
856. Desde que su madre salvara el culo de toda la familia jugándose las
últimas perras que le quedaban a un cuponcito de los que eran
troquelados. Encima son porteros. Con lo bien que me he llevado siempre
con ellos, ya fueran los de la Sala el Sol
o el de mi domicilio. No solo por ser mujer; a Ernesto el de mi
edificio, no lo conquistaba ni la Schieffer por muy buena que estuviera.
Porteros. Uno en la Juventus de Turín y en la selección italiana y el otro en la pachanga de la Chopera.
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