Lo más real de Goethe

Hablamos demasiado. Deberíamos hablar menos y dibujar más". Irónicamente, quien esto escribió fue un maestro de la escritura, uno de los grandes de la literatura universal, Johann W. Goethe (Francfort, 1749-Weimar, 1832). El autor de Fausto llevó dentro de sí durante toda su vida el veneno del arte. Su "eterna necesidad de la naturaleza" le impulsó a dibujarla. A los 25 años, un autor consagrado gracias al éxito de Las desventuras del joven Werther, se debatía entre la exaltación y la desesperación, entre la poesía, el drama y el dibujo. Buscaba el arte con desesperación. Necesita sacar su veta de artista y comienza a aprender la técnica de la pintura al óleo en el taller del maestro Nothnagel, en Francfort. "Las artes plásticas", escribe en 1773, "me tienen cogido casi por completo. Lo que leo y lo que hago es por ellas y día a día percibo mejor cuánto más valioso es dirigir la mano a lo más diminuto y elaborarlo que dedicarse a dar cuentas a otros de la perfecta maestría que uno tiene".
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