Romanticismo a carboncillo
Para Caspar David Friedrich (1774-1840), impregnar de romanticismo el mundo consistía en potenciar sus cualidades: conceder a lo cotidiano un sentido profundo, un aura misteriosa a lo ordinario, la dignidad de lo desconocido a lo familiar y un destello de infinitud a lo finito. Los 70 dibujos y acuarelas que a partir de mañana se exponen en las renovadas salas de exposiciones de la madrileña Fundación Juan March logran exactamente eso.
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