El valor de la ensoñación ocupa cada vez más un segundo plano en una sociedad obsesionada por la actividad vigilante del mundo despierto. Pero eso no evita que muchas de las características que dan significación al hombre habiten en un nivel subyacente a esa consciencia. La importancia del sueño en la ciencia, la filosofía y la cultura en general ha inquietado, para bien o para mal, a todo tipo de pensadores; desde Descartes a Freud pasando por John Lennon.
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