Déco es la apócope del francésdecoratif. Y el adjetivo por el que, fundamentalmente, el art déco ha sido despreciado por los manuales de historia del arte moderno. La esencia de lo canónico ha venido marcada por el aliento utópico y político del arte por el arte, de los manifiestos vanguardistas de entreguerras que aspiraban a cambiar el mundo y romper con lo establecido. Y ahí no entraba el art déco por ornamental, por pragmático, por cursi, por opulento, por acomodaticio, por burgués, por ser el hijo mimado del capitalismo del gusto, el consumismo. Consagrados historiadores lo despachaban con una palabra: kitsch.
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