
Las circunstancias sociales e históricas tienen un impacto inevitable en el arte de cada tiempo.
Igual que hoy contemplamos fascinados la presencia persistente de la
imaginería mortuoria, los esqueletos o la propia Parca en el arte
medieval de la Europa asolada por la peste negra, quién sabe si habrá
generaciones en el futuro que se dediquen a estudiar, por ejemplo, los memes de los portadores de ataúdes ghaneses como icono, desde el humor, de la resistencia de esta época contra el coronavirus.
Como
ocurre con el arte, la comunicación también cambia en función del
público del momento. Antes, para que el alcance de los mensajes fuera
universal, los diseñadores debían tener claro que no todo el mundo
estaba alfabetizado y dar con soluciones visuales impactantes, que
cumplieran su propósito de concienciar sobre la amenaza a la que se
enfrentaban. Y, además de meter en el cuerpo esa dosis de miedo tan útil
para la supervivencia y autoconservación personal, también ofrecer la
información adecuada sobre cómo protegerse y qué medidas tomar para
evitar propagaciones.
Sem comentários:
Enviar um comentário