Lo fue todo. Y es mucho aún: el autor de obras que marcaron una época
—tratados filosóficos, crítica literaria, novelas, memorias, teatro— y,
sobre todo, el último intelectual total. Jean-Paul Sartre,
sin embargo, no ha tenido una posteridad amable. Se le lee menos que a
otros contemporáneos. De las batallas ideológicas en las que se embarcó
—contra Albert Camus o
Raymond Aron— no salió bien parado. Cuarenta años después de morir, el
15 de abril de 1980, sigue confinado en el purgatorio en el que entró
casi inmediatamente después de ser enterrado en el cementerio de
Montparnasse, en París.
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