
A final del siglo XIX se tapió una de las ventanas de la basílica de San Pietro in Vincoli,
en Roma, al construirse al lado la facultad de ingeniería. En lo que
nadie reparó entonces es la gran importancia que tenía aquella ventana
justo en el lugar en que se encontraba.
En la basílica de San Pietro in Vincoli está una de las esculturas más emblemáticas de Miguel Ángel: el Moisés,
que forma parte de la monumental tumba del papa Julio II. Ahora, más de
un siglo después de que se tapiara aquella ventana, se ha descubierto
que Miguel Ángel esculpió las estatuas de la tumba de forma diferente en función de la luz natural que recibían. El secreto ha permanecido escondido durante tantos años porque simplemente las esculturas se encontraban en la penumbra.
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