
Poco antes de inaugurarse la exposición, la más grande dedicada nunca a David Hockney,
uno de los comisarios viajó a Los Ángeles a visitar al artista y le
preguntó qué le gustaría que la gente extrajera de este estudio de seis
décadas de su obra. “Un poco de alegría”, respondió Hockney, “que
disfruten del mundo como yo disfruto mirándolo”.
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