
Jueves por la noche, te metes en la cama destrozada, aspirando a dejarte
mecer por tu programa de radio favorito hasta dormirte. Cuando apenas
te has colocado en posición fetal, quien ocupa tu otro lado de la cama
te roza buscando mambo. Eliges muerte. Opción A: recurres a lo
que no te falla jamás de los jamases para que ese sexo rápido y efectivo
termine en poco más de un cuarto de hora aunque no sea nada efectista.
Opción B: pegas un bufido lo suficientemente contundente como para que
te dejen en paz. Si tu pareja es hombre, es más que probable
que la testosterona esté golpeando las paredes de la habitación única y
exclusivamente porque te ha visto desnudarte. Es lo que tiene ir
"cargado de balas" todo el día. Si tú eres mujer, mala suerte. No lo
tienes tan fácil.
Sem comentários:
Enviar um comentário